Aparte de los gustos personales, hay un factor determinante a la hora de escoger el modelo de tus cortinas. El tamaño, la forma y la posición de los vanos, el sistema de apertura de las ventanas (hacia dentro, hacia fuera, corredizas, etc.) condicionaran nuestras elecciones. Y, aunque para cada problema exista una solución, conviene planteárnoslos desde el principio.
Los balcones y puertas acristaladas.
Cuando en una casa existe un balcón o terraza el acenso suele consistir en una puerta o puertas acristaladas que normalmente se abren hacia dentro, lo que es preciso tener en cuenta a la hora de colocar las cortinas para que no dificulten el paso. En una puerta acristalada interior se tendrá la misma precaución, aunque lo mas frecuente es no obstaculizar estas puertas interiores de paso, cuyos vidrios no suelen ser traslucido, sino esmerilados o de color, y ya no necesitan otro tratamiento para proteger la intimidad de la estancia, salvo que exista un propósito decorativo concreto. En caso de que convenga, un visillo fijado en la propia puerta cumplirá el doble objetivo de cubrir sin obstaculizar.
Ventanas Fáciles.
Las que dejan más libertad de decisión son las ventanas de guillotinas. Para abrirlas o cerrarlas, una de las hojas se desliza en sentido vertical sobre la otra, de modo que no plantean problemas de espacio. Lo mismo ocurre con las correderas, de funcionamiento análogo, pero lateralmente. Las ventanas que abren hacia el exterior tienen estética diferente, pero, como las anteriores, tampoco crean complicaciones en lo que a colocación de cortinas se refiere.
Ventanas que abren hacia dentro.
En este caso lo primero es calcular la facilidad de apertura. Las barras o guías deben permitir que las cortinas se recojan a ambos lados, si son dos abiertas por el centro, o a un lado si es una sola, pero de forma que quede expedito el espacio necesario para abrir por completo la ventana Si no hay suficiente sitio a los lados, será mejor poner visillos.